viernes, 20 de julio de 2012

Una silla de ruedas que vuela

TRESCIENTOS cincuenta euros. Esa es la cantidad que Osakidetza se niega a pagar a una paciente de 69 años a la que le sustrajeron su silla de ruedas mientras asistía a su tratamiento de diálisis. Las normas de la Unidad de Diálisis del hospital de Basurto no permiten a los pacientes tener cerca sus sillas de ruedas durante el tratamiento, cuya duración ronda las seis horas. Un largo lapso de tiempo que el pasado mes de septiembre alguien aprovechó para llevarse la silla de María Asunción del hall de la unidad, a pesar de las cámaras de seguridad y de la presencia del personal del centro.

Desde entonces tanto la afectada como su marido, Sekun, se encuentran inmersos en un ir y venir de reclamaciones y desestimaciones con Osakidetza. El matrimonio solicita que el Servicio Vasco de Salud abone los 350 euros del importe de la silla de ruedas sustraída "para poder adquirir una nueva". Por su parte, el director general de Osakidetza, Julian Pérez Gil, resuelve que "no hay relación entre el hurto y el funcionamiento del servicio".

Una resolución que se contradice con la realidad que dicen vivir los pacientes en diálisis a quienes "obligan" a dejar las sillas de ruedas en el vestíbulo de la unidad, con acceso directo al exterior. "No creíamos que hubiera peligro de que nos robaran la silla de ruedas. A veces, los celadores la cogían, siempre pidiéndonos permiso, y luego la devolvían, pero esta vez ha desaparecido", matiza Sekun. Asimismo, a raíz de la desaparición de la silla de María Asunción del hall de la Unidad de Diálisis, el centro optó por colocar una barra donde encadenar las sillas de ruedas mientras los pacientes están en el tratamiento.

Los hechos El pasado día 8 de septiembre como cada martes y jueves, María Asunción asistió a su tratamiento de diálisis en el hospital de Basurto. Y, como cada semana, tuvo que dejar su silla de ruedas en el vestíbulo de la unidad hasta acabar con las seis horas de sesión, ya que las normas de la Unidad de Diálisis no permiten tener cerca la silla de ruedas durante el tratamiento. Esto no fue siempre así, "antes sí que nos dejaban meterla dentro y la teníamos junto a la máquina de diálisis durante el tratamiento, pero a alguien se le ocurrió que molestaban y nos obligaron a dejarlas en el vestíbulo, junto a la secretaría", matiza María Asunción.

Sin embargo, cuando ese día acabó con el tratamiento y se dispuso a salir para coger su silla de ruedas y regresar a casa, esta había desaparecido sin que nadie, ni empleados ni pacientes ni las cámaras de seguridad pudieran dar señas de ella. "Y eso que llevaba un cartel con mis datos", ironiza María Asunción.
A partir de ese momento, su marido acudió cada día al hospital de Basurto para comprobar si alguien la entregaba o si la silla aparecía, pero no hubo suerte. Esperó diez días sin tener noticias de la silla de ruedas, por lo que decidieron interponer una reclamación en el hospital de Basurto así como una denuncia ante la Policía Municipal de Bilbao como consecuencia de la sustracción.

La resolución llegó cerca de un mes después. El pasado 25 de enero, a través de un comunicado, firmado por Koldo Mezkorta, director económico-financiero de Osakidetza, se informó al matrimonio de que su reclamación quedaba desestimada de forma definitiva en vía administrativa, y que Osakidetza no se haría cargo del pago de la citada silla. La pareja no se dio por vencida e interpuso un recurso ante los Juzgados de los Contencioso Administrativo. En esta ocasión, fue el director general de Osakidetza, Julian Pérez Gil, quien resolvió desestimar la reclamación "por no apreciar relación de causalidad entre el funcionamiento de los servicios públicos sanitarios y los daños alegados", tal y como cita la resolución.

Mientras esperan una nueva respuesta, María Asunción acude a diálisis con una silla prestada que "pronto" tendrán que devolver. "Iremos al Tribunal Supremo, a ver al lehendakari o a donde haga falta porque tenemos razón. Osakidetza deben hacerse cargo porque la robaron en el hospital y con los seguros que tienen no les supone un gran gasto", sentencia Sekun. "Podríamos adelantar el dinero si nos lo devuelven, porque somos pensionistas y no nos podemos permitir".

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