viernes, 20 de julio de 2012

Zaragoza aprueba en Accesibilidad

Zaragoza aprueba en accesibilidad para personas en silla de ruedas


 La capital aragonesa ha pasado el corte en una prueba, realizada por Eroski Consumer, que consistía en un recorrido en silla de ruedas por la ciudad, un viaje en autobús urbano y una visita a un centro deportivo municipal con piscina.
 
Esta prueba se ha realizado a 18 capitales españolas: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza.
 
En el caso de Zaragoza, obtuvo un "bien" en el recorrido por la ciudad y un "muy bien" en la visita al centro deportivo con piscina, mientras que se quedó con un "aceptable" en el viaje en autobús urbano.
En total, la calificación final ha sido un "bien", en el nivel de la mayoría de ciudades analizadas y solo superada por San Sebastián y Pamplona.
 
En la ciudad zaragozana la visita contó con el apoyo desinteresado de la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA) y consistió en un recorrido desde la Plaza del Pilar hasta la Plaza Rebolería, para después la línea Ci2 y entrar al centro deportivo municipal siglo XXI.
 
Durante el recorrido, el técnico de la revista y su acompañante en silla de ruedas comprobaron que el pavimento no era estable porque había baldosas sueltas, pero la acera tenía una zona libre de obstáculos igual o mayor a 120 centímetros.
 
Por otra parte, la acera y la calzada no siempre se encontraban al mismo nivel (es lo ideal), y en esos casos, los bordillos estaban rebajados y no tenían un altura mayor de 14 centímetros, informan fuentes de la citada revista del consumidor.
 
En este sentido, hubo que atravesar la calzada en 9 ocasiones, pero siempre había un paso de peatones y/o un semáforo, que en todos los casos funcionaba correctamente y se podía cruzar en un tiempo razonable y sin prisas.
 
La presencia de escaleras es uno de los impedimentos más importantes al que tienen que hacer frente las personas en silla de ruedas, pero en el recorrido realizado en Zaragoza estaban salvadas por una rampa excesivamente pronunciada.
 
En cuanto al viaje en autobús, en las paradas había suficiente espacio y eran antideslizantes.
El vehículo contaba además con la plataforma elevadora, rampa o piso bajo que funcionaba y la puerta de entrada era lo suficientemente ancha (tenía una anchura de al menos un metro).
 
Una vez dentro, no había pasamanos, pero sí una zona adaptada para personas en silla de ruedas con sistema de anclaje, cinturón de seguridad y pulsador de llamada a una altura accesible.
Sin embargo, la máquina canceladora se encontraba lejos para que una persona en silla de ruedas pueda validar el billete.
 
Por último, el conductor no estuvo pendiente de la persona con dificultades de movilidad ni tampoco de su acompañante porque no esperó y arrancó el autobús antes de que la persona en silla de ruedas estuviese completamente ubicada y bien fijada.
 
En cuanto al acceso a la piscina, aunque la entrada a la misma no estaba al mismo nivel que la calle -como es ideal- esto se salvaba con una rampa, y la puerta de acceso era lo suficientemente ancha para que cupiese una silla de ruedas.
 
Una vez dentro del edificio, se comprobó que el mostrador no tenía la altura adecuada (un máximo de 80 centímetros), aunque durante el trayecto hacia la piscina no se hallaron obstáculos que impidiesen el paso.
Finalmente, al entrar a la piscina se observaron sistemas de accesibilidad que ayudaban a las personas con dificultades de movilidad a meterse en el agua: rampas de acceso a la zona de menos profundidad, escaleras de acceso adaptadas y grúas o elevadores, entre otros. EFE.

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